El mito de «Barranquilla» como modelo

Abel Medina Sierra

La punta de lanza de la campaña hacia la presidencia de muchos candidatos, se basa, ante todo, en tomar como referente el gran “cambio” que lograron en las ciudades como alcaldes, el cual tomarían como modelo de gestión para el país. Candidatos como Alex Char, pretenden crear el imaginario según el cual, así como transformó a Barranquilla lo hará con Colombia. Para ello, se monta sobre la base de una supuesta superioridad actual de Barranquilla sobre las demás ciudades del país. No tiene otro argumento para vender su nombre, hoy en la picota pública.

Igual estrategias están usando Rodolfo Hernández, Fico Gutiérrez o Peñalosa. Lo cierto es que, si bien pueden exhibir algunas obras, el gran salto, el despunte estructural aún no se vislumbra para estas ciudades. Tampoco es lo mismo administrar el escenario local que el país de naciones que somos.

Centrándonos en el caso de Barranquilla, es notorio que la imagen de Alex Char es sobresaliente, tanto así que los analistas regionales opinan que, a pesar del efecto “Merlano”, en Barranquilla y el Atlántico, su imagen seguirá incólume, aunque a nivel nacional no va a crecer y no le va a alcanzar para llegar al Palacio de Nariño. No es cualquiera, es Alex Char, el “Turco” y ellos mandan en “Quilla”, el hijo pechichón de “Don” Fuad, el dueño del Junior, de las emisoras y super tiendas Olímpica, el padrino de la procuradora y eso les basta a los “quilleros”.  A ellos no les ha importado el entramado mafioso de su estructura de campaña, lo que diga Aida Merlano, sus alianzas, que sea el patrón de Karen Abudinem, ni que hoy el presupuesto público esté llenando sus bolsillos: “Ey, que robe, pero que haga, cuadro”.

No olvidemos que Barranquilla es la capital mundial del “espantajopismo”, es decir, parte del ethos barranquillero es aparentar, hacer lo imposible por figurar o descrestar a como dé lugar. Los char, cooptando a la mayoría de medios que los obedecen, han convencido a los barranquilleros que son la mejor ciudad de Colombia y que eso es gracias a ellos. Claro, les dieron a los barranquilleros la mejor excusa para “espantajopear”; se ufanan de tener al PSG colombiano, las mejores fiestas, el mejor estadio, los mejores gobernantes, las mejores esculturas y, por eso, la mejor ciudad.   

Hay que reconocer que en con casi 20 años hegemonía Char, se han ejecutado obras importantes, igual ha sucedido con otras ciudades, no es que en Barranquilla se haya invertido más -pudo ser más con el presupuesto que han manejado-. No se han ejecutado más obras en Barranquilla en los periodos de Alex Char que en otras grandes ciudades como Bogotá, Medellín o Cali. Pero, como que tan mal de obras estaba la ciudad que, los curramberos ya se creen Dubai, Ya están pensando hasta en válida de fórmula uno.  La ciudad está siendo “decorada” o “maquillada” en algunos sitios, pero no son obras de hondo calado social.

En los últimos años, se han ejecutado algunas obras de estética urbana:  el malecón, la escultura de la Ventana al mundo y hasta el más gigantesco árbol navideño del país. Pero, eso solo sirve para tomarse la foto, no le mejora la calidad de vida a nadie más que a los contratistas y al contratante. Barranquilla sigue siendo la misma ciudad con un centro caótico, en gran parte ruinoso, lumpenizado y sucio. Aunque se jacten los Char de haber solucionado el problema histórico de los arroyos, la ciudad sigue paralizándose cada vez que llueve. La ciudad sigue amenazada por la extorsión que se ha desbordado.

Las cifras sobre la pobreza no se tapan con la Ventana al mundo: más del 50% de los hogares barranquilleros no tienen las tres comidas diarias garantizadas. Según el Dane, Barranquilla y su área metropolitana, pasó en 2019 de cuatro personas por cada 100 en pobreza extrema a 13 por cada 100.  Con todo y reactivación, Barranquilla subió 15.6 puntos porcentuales en pobreza el último año, el más alto entre las capitales del país y mayor al que tenía la ciudad en el 2012. Tampoco le favorece el Indicador de Confianza del Consumidor (32.8%), el penúltimo lugar entre 23 ciudades medidas por el Dane. Pero, estos no son los peores males, son la corrupción, las mafias electorales, las coimas, el clientelismo que gobierna la ciudad, ése que tanto enorgullece a los “quilleros”, pero que no queremos para el país. 

Así que, nada que celebrar en el desarrollo de la ciudad, nada qué vender como ciudad modelo para el resto del país. Los Char solo nos podrían enseñar a ser tan espantajopos que saldríamos a pontificar que tenemos el mejor país del mundo. 

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