- Pequeños y mayores esperan con emoción la mágica noche del cinco de enero, pero pocos saben cual es el origen de esta maravillosa tradición que ha perdurado hasta nuestros días y que cada año llega cargada de regalos y de ilusiones.
- El Evangelio de San Mateo cuenta que unos magos llegados de Oriente fueron guiados por una estrella para que adorasen al rey de los judíos que acababa de nacer.
- El Día de Reyes Magos se celebra cada 6 de enero en varios países, con el fin de recordar la adoración al niño Jesús por parte de los tres Reyes Magos.
- Y es que según cuenta la historia, tres Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltazar, —montados en un camello, un caballo y un elefante—, viajaron desde el Oriente hasta Jerusalén guiados por una estrella, para adorar a un profeta recién nacido y llevarle tres ofrendas: oro, incienso y mirra.
- Aquí te contamos más detalles sobre el origen del Día de Reyes.
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Origen del Día de los Reyes Magos
El Día de Reyes tiene su origen en la Biblia católica, narra la visita de los Magos del oriente entregando ofrendas —oro, incienso y mirra— que recibió el Niño Jesús, conocido como la Epifanía, que es la manifestación de Jesús a los pueblos que no lo conocían ni habían oído hablar de él.
En este día se celebran tres acontecimientos o manifestaciones de Jesús:
- La manifestación a sus discípulos. El primero de ellos es la manifestación de Jesús al círculo íntimo de sus discípulos.
- La manifestación al Pueblo de Israel. El segundo acontecimiento que se celebra en este día es la manifestación de Jesús al Pueblo de Israel en su Bautismo.
- La manifestación a todos los hombres. Los Magos venidos de oriente significan la más amplia manifestación de Jesús. No ya a sus discípulos, ni al Pueblo de Israel, sino a los que no tenían la fe del Pueblo elegido ni esperaban al Mesías Prometido.
¿Por qué se celebra el 6 de enero?
Se celebra el 6 de enero porque la adoración de los Reyes Magos se produjo 13 días después del nacimiento de Cristo, lo que marca el inicio de la Epifanía, es decir, la aparición y manifestación del hijo de Dios al mundo entero.
Artabán, el cuarto Rey MagoPocas personas conocemos la existencia de Artabán, el cuarto Rey Mago, que según se cuenta nunca llegó a su destino.
Según la leyenda que nació a finales del siglo XIX, cuando el estadounidense Henry Van Dyke escribió un relato en el que cuenta la historia de Artabán, el cuarto rey mago era un hombre de largas barbas, ojos nobles y profundos que residía —se dice en el año 4 A. C.— en el monte Ushita.
Artabán poseía el don de enterarse, por medio del oráculo, de algunos sucesos que para los demás pasaban desapercibidos.
Al igual que Melchor, Gaspar y Baltazar, quienes ofrendaron al niño Jesús, incienso, oro y mirra, Artabán, llevaba consigo una gran cantidad de piedras preciosas (rubí, jade y diamante) para ofrecerlas a Jesús.Pero según se cuenta, Artabán, quien se encontraría con los otros tres reyes magos en Borsippa para llegar a Belén, se encontró con un hombre que había sido golpeado y robado, por lo que decidió detenerse y ayudarlo entregándole uno de los regalos que le llevaba al niño Jesús: un diamante.
Luego de su parada, el rey mago continuó su camino, pero al llegar a Borsippa se encontró con una nota, en donde sus compañeros le indicaban que no podían esperarlo más.
Por ello Artabán tuvo que continuar con el viaje solo y cuando por fin llegó a Belén, se enteró que tanto el mesías, como sus padres habían huido rumbo a Egipto, ya que debían escapar de la matanza de infantes que había ordenado el rey Herodes.
El 5 de enero es una noche en la que los corazones infantiles palpitan aceleradamente y cuando cierran los ojos sueñan con ilusión que los Reyes Magos de Oriente les traigan los regalos ansiados. Esperan que la carta que enviaron hace tanto tiempo con el encabezamiento «Queridos Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltasar» llegue a su destinatario sin problemas. Es tanta la emoción y el nerviosismo de los más pequeños que, en el silencio de la noche, de tanto pensar en ellos, les parece oír el sonido de sus pasos y el roce de sus túnicas de seda por los pasillos.
Los magos que en realidad eran astrólogos
Pero, ¿sabemos cuál es el origen de los Reyes Magos? La única alusión que tenemos a estos personajes aparece en el Evangelio de San Mateo, en el que se menciona a unos «magos», de quienes no da nombres, ni dice que fueran reyes y ni mucho menos que fueran tres. El Evangelio cuenta que unos magos llegados de Oriente fueron guiados por una estrella para que adorasen al rey de los judíos que acababa de nacer. Al enterarse de esta noticia, Herodes el Grande, que por esa época era el rey de Judea, los mandó llamar para interrogarlos, y les hizo prometer que una vez hallaran al niño se lo comunicarían para que pudiera adorarlo él también. Tras abandonar el palacio y ser guiados por la estrella, los magos encontraron al niño en un establo en Belén, junto a María y José. Tras postrarse ante él y ofrecerle oro, el metal de los reyes; incienso, la ofrenda de los dioses; y mirra, como anuncio de sus futuros padecimientos, fueron advertidos por un ángel de que no volvieran al palacio de Herodes ya que este sólo quería acabar con la vida del niño.
El Evangelio cuenta que unos magos llegados de Oriente fueron guiados por una estrella para que adorasen al recién nacido rey de los judíos.
Los evangelios ofrecen muy pocos datos sobre los Reyes Magos; en realidad, la historia sobre los «Magos de Oriente» aparece bien definida en los Evangelios Apócrifos, muy ricos en descripciones sobre estos personajes. En ellos, el término «mago» se ha de interpretar como un sinónimo de astrólogo,un sabio que puede, a través de la lectura de las estrellas, predecir acontecimientos. Quinto Séptimo Tertuliano, padre de la Iglesia en el siglo III, creyó ver una mención a los tres Reyes Magos en el Salmo 72 del Antiguo Testamento, que dice lo siguiente: «Que los reyes de Sabá y Arabia le traigan presentes, que le rindan homenaje todos los reyes». El hecho de que fueran tres se vincula tanto a la Santísima Trinidad como al número de regalos que estos personajes llevaron al niño Jesús.
Los «Magos de Oriente» aparecen bien definidos en los Evangelios Apócrifos, donde «mago» se ha de interpretar como un sinónimo de astrólogo.
La Edad Media puso nombre a los tres reyes
A pesar de las respuestas que se puedan encontrar en la Biblia, el origen de los Reyes Magos tal como los conocemos en la actualidad tiene su origen en una larga tradición medieval que los «bautizó» con los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar.
En España, y gracias a los testimonios escritos y artísticos que se guardan en la Biblioteca Nacional de España, somos testigos del nacimiento de esta leyenda a lo largo de los siglos, en concreto en una de las piezas más excepcionales de la literatura española del sigo XII, el llamado Auto de los Reyes Magos, una obra fundamental en la historia de la literatura española por ser el texto teatral más antiguo que se conserva en lengua castellana. En dicha obra aparecen Melchor, Gaspar y Baltasar, pero no son definidos como «reyes», sino como steleros, es decir, astrólogos.
Los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar aparecieron por primera vez en el famoso mosaico del siglo VI en la basílica de San Apolinar el Nuevo en la ciudad italiana de Ravena. Según un manuscrito del siglo XIII, se creía que los Magos podían proteger contra la epilepsia, y bastaba con rezar una breve oración al oído de un enfermo pronunciando el nombre de los tres Reyes para curarlo. En algunos puntos de Europa, el día 6 de enero se inscribían sus iniciales, GBM, en todas las puertas de las casas y en los establos para salvaguardar a las personas y a los animales contra el ataque de demonios y brujas.
Los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar aparecieron por primera vez en un famoso mosaico del siglo VI en Ravena, Italia.
La adoración de los Reyes fue un motivo pictórico que alcanzó su máximo esplendor durante el Renacimiento. Grandes maestros como Masaccio, Fra Angelico, Gozzoli o Botticelli, en Italia; Van der Weyden, Memling, El Bosco y Rubens, en Flandes, y El Greco, Velázquez y otros, en España, recrearon la famosa escena. La imagen era siempre la misma en la tradición cristiana: tres reyes vestidos con áureos trajes y acompañados de exóticos séquitos, arrodillados en un humilde establo de Belén.
Una festividad llena de tradiciones
En la actualidad, la festividad de los Reyes Magos en algunos países, viene cargada de tradiciones como la de la Cabalgata del día 5 de enero, en la que, como antesala de lo que ocurrirá durante la noche, los tres Reyes Magos desfilan en maravillosas carrozas acompañados de sus séquitos. Los Magos reparten caramelos y los pajes de cada rey recogen las cartas de los niños más rezagados.
Otra costumbre de la Noche de Reyes es dejar los zapatos de cada miembro de la familia en el balcón para que Sus Majestades depositen dulces en su interior. Esto tiene su origen en una curiosa leyenda: dos amigos del niño Jesús, apenados de verle siempre descalzo debido a la pobreza de su familia, quisieron darle sus propios zapatos; pero como eran usados, en un intento de que parecieran nuevos, y para que tuvieran mejor aspecto, los generosos niños se esforzaron en limpiarlos al máximo, así que los lavaron y los dejaron por la noche en el balcón para que se secaran. Al día siguiente, milagrosamente los zapatos aparecieron llenos de regalos y dulces como premio a su buen corazón. Los Reyes Magos habían pasado aquella noche por allí y habían recompensado la bondad de los dos niños.
Con información de National Geographic
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