Cerrejón adelanta, en conjunto con el Invemar, un estudio de caracterización de manglares para implementar su primer proyecto de compensación en este tipo de ecosistemas. Esta iniciativa se realiza en el sector de Bahía Hondita, en la alta Guajira, y es el primer paso para la restauración de 56 hectáreas con tres especies de mangles nativos.
En esta actividad, que comenzó el pasado mes de febrero, se han unido miembros de las comunidades de Punta Gallinas, Bahía Hondita y Pusheo, para apoyar en las tareas de recolección de datos y levantamiento de la información. De esta manera, las comunidades han aportado a la labor investigativa y a una mejor interpretación de la interacción de las comunidades con este ecosistema.
“Este proyecto es de gran significancia para la salud de las zonas costeras de la Alta Guajira. Los manglares son muy valiosos para los ecosistemas marino-costeros, porque son controladores de mareas, funcionan como una guardería para los peces jóvenes, protegen la oferta alimenticia y económica y son uno de los mayores fijadores de gases de efecto invernadero”, manifestó Luis Francisco Madriñan, gerente de Gestión Ambiental de Cerrejón.
“El estudio del manglar es algo con lo que la comunidad está de acuerdo. De esta manera, se busca el mejoramiento de esos sitios donde los manglares se acabaron. A través de estos estudios lo que se quiere es recuperararlos y hacer de estas zonas de manglar lo que era antes”, afirmó Wilford Arends, miembro de la comunidad de Bahía Hondita.
Esta iniciativa se une a las mesas de trabajo, donde Cerrejón ha participado en conjunto con Corpoguajira, el Instituto de Cooperación Técnica Alemana (GIZ) y el Invemar. En ellas se articulan esfuerzos para la promoción de conocimiento y formación técnica como un insumo para seguir gestionando la conservación de los pastos marinos y las áreas marinas protegidas, como despensas de carbono azul, que es el que capturan y almacenan los ecosistemas marinos y costeros.