Big Petro

                                                Por Abel Medina Sierra*

En el terreno del proselitismo, surgen representaciones sociales que se objetivan y terminan creando narrativas que, cuando se vuelven reiteradas, crean imaginarios que la gente reproduce porque se naturalizan. En este sentido, nada importa que sea mentira, si se repite, se convierte en verdad.

Un caso particular es el que he notado sobre el candidato del Pacto Histórico, Gustavo Petro. No solo ha sido el candidato que por más tiempo ha hecho campaña – prácticamente desde que se posesionó Duque- sino el que ha liderado las encuestas.  Sus opiniones, unas sensatas y otras un poco ilusorias, despiertan el debate y la polémica, al punto que, los demás candidatos no tienen discurso en el que no mencionen su nombre; debaten y controvierten su proyecto, su pasado y sus propuestas.

He estado en muchos grupos de redes sociales, en algunos he encontrado personas como el docente Blas Medina, el dirigente Álvaro Iguarán o el periodista Jesús Solano, quienes parecen no tener oficio diferente a buscar en las “bodeguitas” contratadas desde la ultraderecha, cualquier contenido, memes, fake news y todo tipo de pos verdad en aras de ensuciar a Petro y crear pánico con su eventual gobierno. También proviene de candidatos, la prensa pro gobierno y muchos seguidores de los partidos contrarios a Petro. En ese arsenal, ha sido muy recurrente la intención de poner al hoy candidato a protagonizar cuanto fenómeno negativo, pero trascendente haya ocurrido. No solo pasa con Petro, debo aclarar, también a Uribe le han endilgado lo mucho que ha hecho, pero también de lo que no es culpable.

De Petro se ha dicho que fue quien lideró la toma del Palacio de justicia en 1985, cuando ese año estaba cumpliendo una pena por porte ilegal de armas, siendo liberado en febrero de 1987. También se ha dicho que tuvo nexos con Pablo Escobar, es decir, según esto Pablo Escobar, no solo financiaba a la clase política contra los que el M-19 libraba su lucha, sino a los guerrilleros, algo difícil de entender, pero para el que no quiere entender, toda ilógica tiene lógica, un asunto de disonancia cognitiva.

Pero, lo raro es que Petro, el líder guerrillero, el aliado de Pablo Escobar, también es señalado en algunos fake news de haberse reunido con los paras de Carlos Castaño, justo uno de los que ayudó a sacar del negocio al cartel de Medellín. Paradójicamente, son muchos los que acusan a Petro de tener mando en las Farc, el principal enemigo de las AUC. Pero, por mucho que el procurador Ordóñez, trató de encontrar evidencias de los nexos con Petro en los computadores de Raúl Reyes, solo encontró frases como “El H.P de Petro”, “El malp… de Petro”. También el ELN, desde esta narrativa, recibe directrices de Petro cuando despedaza al país en sus paros armados bajo una agenda de poner en jaque a las fuerzas armadas. 

Petro es acusado de ser el gran patrón de las cortes, en especial la Constitucional y la Suprema, cada vez que sale un fallo desfavorable para alfiles del uribismo. También se ha creado el imaginario que es quien manda en la JEP. Si un medio denuncia un caso de corrupción, Petro está detrás. Políticos cuestionados como José Félix Lafaurie es uno de estos, cada denuncia publicada en su contra, convierte al medio de comunicación en izquierdista y petrista.

No solo controla las cortes y la prensa, Petro ordena los paros de Fecode, influye en los maestros para que “adoctrinen” a los estudiantes con ideología comunista y de género. Es el mandarín de todos los sindicatos. Petro tiene tanto poder que, logró movilizar millones de personas, de todos los partidos como lo revelaron las encuestas, en los paros nacionales del 2019 y el 2021. Ningún colombiano había logrado hacer eso: parar el país.

Una de las ramas del poder que Petro no había secuestrado bajo su omnipotente capa, era la electoral. Bueno, Petro logró que el registrador – que es del partido de gobierno- los empleados de la Registraduría, testigos de todos los partidos y jueces escrutadores, sacaran de un saco más de 400 mil votos a favor del Pacto histórico.

Petro es tan poderoso que, no solo acude al poder político y económico que tiene (usa zapatos Ferragamo), sino al sobrenatural. En la pasada campaña, circuló un video en el que se “denunciaba” prácticas de hechicería del candidato. Se trataba de un ritual que unos wayuu hicieron en tarima en el que le dieron unas lanías o “aseguranzas” que ni sabemos si Petro las usa.

El poder no se limita a Colombia. Petro es el amo absoluto del Foro de Sao Paulo, fue el jefe del jefe de Maduro, es decir, de Chávez. Tan poderoso que el Centro Democrático en cabeza de “Pachito” Santos, tuvo que alertar a Trump porque su influencia le iba a tumbar las elecciones. Tan poderoso que con un solo viaje que hizo a España, logró que la empresa española contratada por la Registraduría de Colombia para auditar las elecciones, hiciera un “chocorazo” a su favor. La fresa del pastel la reveló el intelectual Óscar Iván Zuluaga: Petro tiene tanto poder en Rusia que puede hacer que ese país sea el nuevo padrino de Colombia.

Con tanto poder que le confieren, o como explicó hace rato un columnista, con tanta ubicuidad, la gente va a pensar que Petro no es un ser humano, sino un súper héroe, y eso es lo que a veces quieren los colombianos buscar cuando votan.       

*Las opiniones expresadas en este espacio son responsabilidad de sus creadores y no reflejan la posición editorial de revistaentornos.com

   

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