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AL OIDO DEL CORONEL SANDOVAL  

Por: Abel Medina Sierra-Investigador Cultural*

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Respetado coronel Henry Sandoval Sánchez, comandante de la Policía Nacional en La Guajira. Mauricio Gamboa Ayala de 42 años es la más reciente, pero, desafortunadamente, no la última víctima mortal de las bandas de asaltantes que tienen azotada la vía entre Riohacha y Maicao, la más vigilada del departamento y quizás del país.

La imagen impactante del joven conductor conmovió las redes sociales la semana pasada, pero como siempre, todo se olvida luego de un infructuoso consejo de seguridad que nunca aporta nada nuevo. No pretenda usted, señor coronel, que haciendo lo mismo siempre va a obtener resultados distintos. Los comandantes de policía en La Guajira, cuando ocurren estos casos, organizan un consejo de seguridad protocolario y luego salen a pedir a los palabreros wayuu que se conviertan en su red de informantes o que hagan el trabajo de garantizar la seguridad en su zona que es competencia de los órganos del Estado.  La inteligencia policial no se debe limitar a tener “sapos” voluntarios, señor coronel.

A mi parecer, también a usted le ha quedado grande esa vía, el tramo entre Garrapatero y Carraipía y ahora se le suma las vías a la Alta Guajira. Si le sirve de consuelo, también sus antecesores fueron igual de ineficientes en este tema, así alcaldes y gobernadores lisonjeros y manirrotos les hayan otorgado cuanta condecoración es posible.

Cuando digo que la vía entre Riohacha y Maicao es la más vigilada es porque en los 70 kilómetros, hay 7 puntos de control policial. A veces se suma uno en Cuatro Vías, no sé si vienen de Uribia o Albania, y se ubican a solo 200 metros del puesto de Policía Fiscal y Aduanera a hacer lo mismo que estos: controlar transporte de mercancías, licores, víveres. También en ocasiones se instala uno de ejército en Aremashain y a las entradas de Riohacha es común encontrar otros motorizados como para amargarle y demorarle más el viaje a los pasajeros de esta vía.

Justo entre el puesto del kilómetro 7 y el del 11 fue asesinado el señor Gamboa, a solo pocos metros del bautizado por quienes viajamos por esta vía como “El peaje de Daza”, debido a que todos los vehículos que suelen transportar pasajeros y carga por esta vía deben dejar a diario su tarifa a un agente así apedillado.

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Es que en eso se han convertido todos los puntos de control de sus hombres, señor coronel, en puntos de peaje, como se ha venido denunciando desde hace años y siempre están ahí los mismos agentes con las mismas malas mañas. Incluso, uno instalado para evitar la evasión del pago de peajes de Alto Pino, cobran su propio peaje y lo hacen a través de unos jóvenes wayuu de la zona quienes reciben las “colaboraciones” aun cuando los agentes no están.

En la vía a Maicao solo operan dos bandas de asaltantes. Una que opera entre los kilómetros 10 y 16, la otra opera entre el kilómetro 59 y 63.  Al parecer ésta es la misma, que a veces se pasa a atracar entre Carraipía y Paradero. Lo que quiere decir que, es muy corto el tramo en el que ejercen influencia y, por lo tanto, con tantos hombres en la vía, no tan difícil de controlar. Pero usted nunca va a lograr controlarlos si no cambia la vocación de sus hombres, mientras para sus agentes la prioridad siga siendo decomisar un lote de queso, unos sacos de yuca, aguacates o unas tres botellas de whisky que un viajero lleva para festejar su cumpleaños, habrá otros Gamboas. Todos sus agentes se arrogan el derecho de fungir como agentes de policía fiscal y aduanera así sus órdenes, eso quiero creer, sean las de reducir la accidentalidad y la inseguridad en las vías.

 

Sus hombres evitan el patrullaje, todos están estáticos para poder detener los vehículos y buscar “positivos” en las cajuelas y bodegas. Es apenas lógico que, si hay un puesto fijo en el kilómetro 62, los ladrones solo se mueven un poco más, ya ellos saben que las unidades policiales de la vía no tienen capacidad de reacción; una, porque están muy ocupados o entretenidos discutiendo con venezolanos que en una “chirrinchera” tratan de pasar unos comestibles para venderlos en Riohacha. Además, porque a veces solo son dos hombres y tienen que pedir refuerzo, y en últimas, a veces se demoran a propósito para no arriesgar su vida.

Más vidas perdidas, bienes, sustos y malos ratos nos esperan en estas vías, el lunar negro de su gestión señor coronel. Espero que cuando lo llenen de condecoraciones, sea por garantizar la vida de quienes viajamos a diario en estas carreteras de la muerte, la que más peajes de policías tiene en Colombia.

*Las opiniones expresadas en este  espacio  son responsabilidad de sus creadores y no reflejan  la  posición  editorial   de revistaentornos.com

 

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