La viruela símica, conocida como Mpox, ha sido declarada una emergencia de salud pública de interés internacional, lo que subraya la necesidad de evaluar la capacidad de respuesta del departamento de La Guajira ante esta situación. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), Colombia se encuentra entre los cinco países con más casos registrados, y nuestro departamento, con su infraestructura sanitaria frágil, se enfrenta a desafíos significativos, especialmente en áreas rurales e indígenas.
Esta enfermedad, causada por el virus del mismo nombre, fue identificada en humanos en el año 1970. Los síntomas incluyen fiebre, dolores musculares, cefalea, inflamación de ganglios linfáticos y erupciones cutáneas, que pueden durar entre 2 y 4 semanas. La transmisión ocurre principalmente por contacto directo con fluidos corporales o materiales contaminados, aunque generalmente leve, algunas cepas pueden causar complicaciones graves en personas con sistemas inmunes comprometidos.
Dicho lo anterior, la geografía, diversidad cultural y vulnerabilidad de la población de La Guajira, presentan retos únicos. La infraestructura sanitaria, ya probada por la pandemia de COVID-19, suscita dudas sobre la preparación del departamento para un brote de Mpox, por lo que es esencial evaluar los recursos disponibles y las brechas que puedan comprometer la respuesta oportuna al virus.
Desde la academia, se hace un llamado urgente a intensificar la vigilancia epidemiológica mediante la detección temprana de casos y la formación especializada del personal de salud en el reconocimiento clínico de la enfermedad. Además, se sugiere el desarrollo y distribución de materiales educativos adaptados culturalmente que expliquen los síntomas, modos de transmisión y medidas preventivas, orientados a las comunidades étnicas del departamento. Es imperativo asegurar el acceso a insumos médicos esenciales, como equipos de protección personal, y estandarizar los protocolos de manejo de casos.
Frente a esto, la universidad juega un papel fundamental al liderar investigaciones sobre la vulnerabilidad específica de La Guajira, la formación de profesionales y la generación de conocimiento; lo que proporciona datos que guían la toma de decisiones sanitarias. Finalmente, se recomienda fomentar la colaboración entre entidades de salud, academia y líderes comunitarios, para garantizar una respuesta coordinada y efectiva.
Conviene mencionar que, el brote potencial de la viruela símica en el departamento, es tanto un desafío como una oportunidad para que la academia demuestre su importancia en la gestión de emergencias de este tipo. Desde la Alma Máter, estamos comprometidos a seguir impulsando la investigación y la formación, con el objetivo de fortalecer la capacidad de respuesta del departamento. La preparación y prevención son nuestras mejores herramientas para enfrentar esta posible crisis y proteger a nuestra comunidad.