El Milagro. Kilómetro 27. Albania.
Una comunidad que lleva por nombre El Milagro no puede ser más que algo divino y con conexión directa a todo lo bueno, como pasa con esta del centro de La Guajira. Y es que lo que hace honor a su nombre ha sido todo lo que hoy tienen porque antes tuvieron poco: poca agua, poca educación, pocos animales.
Para sus habitantes, esta comunidad es un milagro que Dios les ha hecho, una bendición. No tienen una razón exacta de porqué un día los ancestros escogieron el nombre, pero son conscientes de que no pudo ser uno mejor: “Parece que Dios le hubiera dado ese nombre a él (su abuelo). El Milagro. O sea, que es un milagro que Dios nos ha dado porque él tarda, pero no olvida, mira cómo estamos hoy en día”, asegura Rosinia González, artesana de la comunidad.
Este milagro está habitado por gente que trabaja día a día, que ha logrado cada cosa con esfuerzo: “Aquí la gente es emprendedora, hay muchos que no son estudiados, pero somos gente de bien. Todo lo que tenemos ha sido con esfuerzo, por ejemplo, mi hermana a sus tres hijos los ha sacado adelante con su artesanía ella solita, y ya es un avance, un empuje, porque nos ayudan con ideas, beneficios, esa es la gente aquí”, afirma Salvador González, líder de la comunidad.
Si alguno está preguntándose cómo es un día de milagro, en las palabras de Salvador es “sabroso”: “Aquí siempre se vive lo que es la paz porque todos se dedican a su labor, una persona que no se inclina a trabajar no vive en paz, porque esa está en el empleo. Aquí hay una vida bien sabrosa, bien relajada, somos independientes”. Por su parte, la autoridad, Rosalba Bonivento, describe así su comunidad: “El Milagro es la herencia para mis hijos y nietos, es un lugar que inspira tranquilidad, y estar en mi territorio con mis hijos me da mucha paz sobre todo poder compartir con mi familia”.
Entrar a este territorio es ver orden y familia, para Salvador, es ejemplo, y él describe qué ven las personas que tienen la oportunidad de visitarlos: “Cuando la gente de afuera de la comunidad entra quedan sorprendidos porque aquí, por ejemplo, hay huertas, rozas, tenemos potreros, agua, entonces para la gente también hemos sido un ejemplo para ellos y para otras comunidades”.
Para este territorio, un milagro hecho realidad han sido los proyectos trabajados de la mano de Cerrejón y así los cuenta su líder: “aquí no había carretera, no había accesos, el transporte era en burrito, pero ahora la calidad de vida ha cambiado mucho, ya tenemos carretera; realmente agradecerle a Dios y a Cerrejón, además porque no hace mucho nos trajo beneficios, una huerta con unos sistemas de riego que han sido un avance para toda la comunidad porque el sustento y arte de nosotros son los animales y la siembra”.
Esta comunidad que trabaja por avanzar todos los días, sueña con tener dentro de cinco años, profesionales, más carreteras y desarrollo.
Si un día quieres acceder a El Milagro, se llega siguiendo la señal que indica kilómetro 27 de la vía que de la mina conduce a Puerto Bolívar, desviando por la carretera que va hacia Ware Waren, entrando por la tienda la bendición y preguntando por su líder, Salvador