El profesor investigador del Departamento de Ciencia Política es el único representante de la región Caribe en la comisión, quien aportará sus estudios para una mejor comprensión de los conflictos armados que persisten en el país.
Luis Fernando Trejos Rosero, profesor investigador del Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad del Norte, fue seleccionado por el Gobierno Nacional para integrar la nueva Comisión Histórica del Conflicto Armado y sus Víctimas. En esta comisión, que juega un papel clave en la comprensión de la violencia que ha marcado la historia de Colombia, Trejos es el único representante de la región Caribe, desde donde aportará una perspectiva única y actual de lo que pasa en esta parte del país.
La comisión nació en el año 2015 durante las negociaciones de fin de conflicto entre las antiguas FARC-EP y el gobierno Santos. En esa oportunidad, 12 expertos escribieron igual número de ensayos analizando las que consideraban que habían sido las causas que dieron origen al conflicto armado y se usaron como insumo para la negociación del Acuerdo Final. Ocho años después la comisión vuelve a tomar relevancia en su relanzamiento, con un grupo de diez expertos nacionales, encargados de redirigir los esfuerzos hacia una comprensión más profunda de los conflictos armados que aún persisten a nivel nacional.
“Ser incluido en la comisión es el reconocimiento al trabajo académico y de investigación que he venido desarrollando durante los últimos 15 años y que en la Uninorte se cualificó y amplificó en el marco del Centro de Pensamiento UNCaribe, desde el cual se han realizado múltiples análisis e investigaciones sobre las dinámicas de la violencia armada y la construcción de paz en Colombia, haciendo énfasis en la región Caribe”, manifiesta Trejos, doctor en estudios americanos con mención en estudios internacionales (IDEA/USACH).
Abordando la singularidad del conflicto en el Caribe
En su rol en la comisión, Trejos planea resaltar la complejidad del impacto del conflicto armado en la región Caribe. “Partiré del hecho de que fue un error haber presentado la firma del acuerdo de fin de conflicto con las antiguas FARC-EP como un hecho político que tendría el mismo efecto en todo el territorio nacional”, señala. Su análisis profundiza en cómo las diversas capacidades militares y sociales de los bloques de las FARC influenciaron la forma en que se manifestaron las disidencias en diferentes regiones.
Para Trejos, es fundamental destacar que la presencia de actores armados como las AGC, el ELN y las ACSN en el Caribe ha perpetuado conflictos armados en áreas como el sur de los departamentos de Córdoba, Bolívar y Cesar, así como en nuevas zonas de tensión como la Sierra Nevada de Santa Marta y los Montes de María. Su ensayo en la comisión buscará capturar estas realidades y subrayar la diversidad y la complejidad del Caribe en el contexto del conflicto armado colombiano.
“Al cumplirse 8 años de la firma del Acuerdo del Teatro Colón, es importante preguntarnos ¿por qué ha continuado la violencia después de la desmovilización de las FARC-EP?”, reflexiona Trejos. En su visión, la violencia armada en Colombia está en un proceso de transición hacia “violencias fragmentadas, territorializadas, desideologizadas, pero aún políticas y menos militares, pero más delincuenciales”. Este nuevo contexto requiere nuevos enfoques analíticos y una comprensión más matizada de las dinámicas actuales del conflicto.
Como único representante del Caribe en la comisión, Trejos buscará integrar las perspectivas de la región en su trabajo, sin caer en estereotipos o interpretaciones obsoletas. “El desafío es no caer en lugares comunes y actualizar las lecturas y análisis que se han hecho hasta el momento sobre la violencia armada en el Caribe”, puntualiza.
Para Trejos “es necesario cambiar el diseño institucional de la paz”, subrayando que mientras la violencia se ha descentralizado, los esfuerzos de paz siguen centralizados en Bogotá. A través de su trabajo en la comisión, Trejos abogará por una paz que se negocie y se pacte en las regiones, de acuerdo con las realidades locales y evitando la perpetuación de conflictos subnacionales después de negociaciones nacionales.
“Después de cada negociación nacional se producen reconfiguraciones de las violencias subnacionales, dando continuidad o surgimiento a nuevas dinámicas de guerra. Por lo cual se espera que en el futuro se entienda que la paz de las regiones se debe negociar y pactar en las regiones, no en Bogotá o en otros países”, concluye el profesor.
