● La automedicación puede llegar a ser mortal y además, crear resistencia a los medicamentos.
● Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 50% de los medicamentos se prescriben, dispensan o venden de forma inapropiada.
¿Quién no le ha consultado a la abuela, a la mamá o hasta un compañero de trabajo, sobre qué será bueno para alguna molestia de salud?
Muchas veces es común que para quitar un dolor de cabeza, un mareo, una inflamación en la garganta y hasta un simple dolor de estómago, se recurra a las medicinas que se tienen en la casa o la oficina, se vaya a una droguería o se consulte por internet para tratar de hallar un diagnóstico que incluye el consumo de antibióticos y que no se encuentra avalado por un médico.
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Así, la automedicación ha sido la solución que muchos colombianos dan a sus enfermedades. Alejandra Salcedo, directora del programa de Medicina de la Fundación Universitaria del Área Andina en Valledupar, explica cuáles son los peligros de automedicarse y por qué se debe dejar esta costumbre que muchas veces hace que no se pueda tratar a tiempo una enfermedad grave.
“La automedicación es un hábito relativamente frecuente en nuestra sociedad porque la gente a veces compra los medicamentos de manera autónoma en el supermercado, en la tienda de barrio o droguerías, incluso sin formulación médica”, explica Salcedo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la automedicación es un componente del autocuidado, el cual es definido como “el propio tratamiento de los signos y síntomas de enfermedad que las personas padecen, ha sido la forma más utilizada para el mantenimiento de la salud”.
Uno de los mayores riesgos de automedicarse está relacionado con la preexistencia de una enfermedad. Por ejemplo, si la persona no sabe que sufre del corazón, que es hipertenso o que tiene sensibilidad o alergia hacia un medicamento y toma lo que otra persona que no es médico, le recomienda.
La experta explica que los medicamentos generalmente llegan a las personas por recomendación de un familiar o un conocido que ha tenido una buena experiencia, sin embargo, esto solo puede generar un daño, que el mismo no funcione y hasta una resistencia, en caso de los antibióticos.
Como paciente se puede tener una condición de salud en la que se tenga una susceptibilidad en la que se pueda tener un efecto adverso. “Puedo tener una enfermedad en el corazón y al tomar un antigripal me puede generar daños porque hay componentes que pueden generar un cambio”, comenta la especialista.
Y es que Salcedo parte del hecho de que todos los medicamentos pueden llegar a ser tóxicos si están en la dosis no adecuada. De ahí la importancia de ir a una consulta médica, pues es el experto quien define según la edad, el peso y las alergias, qué tipo de medicamento es el que debe prescribir.
Aunque sea muy común que por ejemplo, para tratar una gripa se mezclen medicamentos como analgésicos y antihistamínicos, generalmente recomendados por el farmaceuta o quien se encuentra a cargo de la droguería más cercana. La especialista explica que “los medicamentos pueden generar daño cuando se combinan. La mayor parte de los medicamentos son metabolizados en el hígado, que con las sustancias hepáticas que se pueden alterar por el mal uso de los medicamentos”.
Lo importante es, según Salcedo, entender que al mezclar sustancias, el hígado puede estar imposibilitado para eliminarlo y ahí el medicamento no hace su efecto. Pero no solo involucra a este órgano sino también al corazón y los riñones.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 50% de los medicamentos se prescriben, dispensan o venden de forma inapropiada y además, los pacientes no se toman los medicamentos de la forma en que fueron prescritos.
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Otros de los riesgos es consumir la dosis equivocada, pues no es lo mismo un medicamento, una, dos o tres veces al día. Y el mal uso de los antibióticos, pues estos se desarrollaron para combatir las bacterias y si se toma en dosis insuficientes o menos días que los debidos, las bacterias que se tienen crean resistencia al antibiótico, pues se modifican solas para sobrevivir.
“El problema es que la gente de alguna forma se va familiarizando con los antibióticos y se acostumbra a usarlos”, asegura la experta de Areandina. Esto provoca que la persona que se contagia de una bacteria tenga también una resistencia a los medicamentos. De hecho, desde el Ministerio de Salud y Protección se promocionan desde el 2017, los 12 mandamientos para prevenir la resistencia causada por el mal uso de los antibióticos.
Los medicamentos más usados y comprados sin prescripción son los analgésicos (para controlar el dolor) y los antibióticos.
Fuente: Fundación Universitaria del Área Andina.