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Por Gustavo Múnera Bohórquez.
Desafía la lógica afirmar que en ocasiones es mejor que ocurran dos fracturas y no una sola, pero eso es lo que se espera suceda cuando se lesiona la parte ósea de la pierna. En otras palabras, si se ha fracturado la tibia (el hueso grueso y más largo de la pierna), esta lesión suele curar más rápido y mejor si también se rompe el peroné (el hueso delgado). Hablamos de la parte intermedia de ambos huesos, porque en otros sitios de la tibia y el peroné en la curación puede no importar lo citado. Expondremos un caso de común ocurrencia y cómo se resuelve.
La razón de semejante paradoja se explica porque cuando se fracturan la tibia y el peroné en su diáfisis (parte intermedia de los huesos largos) toda la carga correspondiente a la mitad del peso corporal se soporta sobre las fracturas y esto origina pequeños movimientos de las partes óseas, lo que incita cambios eléctricos en la fractura que atraen un depósito mayor de calcio en las lesiones y, por ende, se acorta el tiempo de consolidación (curación) del problema. Sin embargo, puede suceder que el peroné cure mucho antes que la tibia y aquí se estaría en un escenario similar a cuando solo se parte la tibia con el peroné sano.
De modo que si solo se rompe la tibia, el peroné sano (o consolidado antes que la tibia) se comporta como un soporte rígido que dificulta o impide que la tibia alcance su propia curación al limitar los citados micromovimientos. Este inconveniente también se puede observar cuando se hace una osteosíntesis (aplicación de material metálico) en una fractura. La rigidez extrema a que se somete la fractura puede ser su enemigo para curar definitivamente. En la primera radiografía se aprecia el manejo de una fractura de tibia. Se ven claramente espacios oscuros de la fractura, que 4 meses después de la cirugía de la tibia (con peroné sano) no ha formado callo o reparación ósea ninguna. Está como el primer día, sin ningún avance.
En este caso se aplicó un clavo por dentro del canal que tienen los huesos largos, que se asegura con unos tornillos arriba y abajo. Para el caso que se muestra, concurrían dos factores adversos, el peroné sano y un clavo muy rígido. ¿Qué hacer? Dinamizar (facilitar que el clavo se mueva un poco) para que se den los movimientos comentados con el consiguiente depósito de calcio en la fractura, que es lo que al final lleva a la curación. Se retiró parte del aseguramiento de la osteosíntesis (los tornillos atravesados en la parte final de la tibia) y dos meses después se alcanzó la curación o consolidación de la tibia (borramiento de la fractura), como lo muestran las otras radiografías. El paciente estuvo caminado sin ninguna restricción. No obstante, en ocasiones la solución no es tan sencilla y exige, además, cortar un segmento del peroné (osteotomía) para completar la descarga total del peso corporal sobre la tibia, lo que se conoce como biocompresión.
Colofón: Si su traumatólogo le dice que puede enfrentar problemas para la curación de una fractura de tibia y usted aprecia que el peroné está sano y por eso espera un resultado más breve que si se rompen ambos huesos de la pierna, puede ser todo lo contrario. Haga las preguntas que tenga y continúe las indicaciones de su médico. Confíe en la ciencia más que en brebajes, incluído el ron de culebra o cualquier otro invento y desarrollo de la ciencia callejera. Recordar que los médicos somos personas “normalitas” entrenadas para interpretar problemas de salud e intentar resolverlos de manera idónea. Nunca hemos sido ni seremos dioses. Jamás crea en curaciones extraordinarias, que eso rara vez sucede.
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