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Cédula de Ciudadania, el documento de moda este domingo. Conozca aquí su historia

El documento de identidad es un invento antiguo, pero no tanto como muchos creen. Es un elemento de porte obligatorio en países como Venezuela, Bolivia y Chile donde se conoce como cédula de identidad; al igual que Argentina, España y Perú donde le llaman DNI. Hay países, como los Estados Unidos, en los que su uso es más flexible pues se usan de igual forma otros documentos como el carné de seguro social, la licencia de conducir o el pasaporte.

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También hay naciones que no disponen de un documento de identificación como Japón, el Reino Unido y su área de influencia como Australia, Nueva Zelanda y Canadá. Curiosamente fue una misión canadiense la encargada de diseñar la cédula de mayor tradición en nuestro país; la “blanquita”.

En Colombia, hablar de los orígenes del documento de identidad es remitirse al siglo XIX, cuando éramos un país rural y devoto. El Concordato firmado entre el gobierno y el Vaticano facultaba a los sacerdotes para certificar el estado civil de los ciudadanos con las partidas de bautismo, matrimonio o defunción. Pero la “malicia indígena” empezaba a hacer de las suyas en los escasos comicios electorales que se realizaban entre guerra y guerra; por ello se abrió el debate sobre la necesidad de un documento que identificara plenamente al ciudadano para acabar con dos males que, aún hoy, siguen arraigados entre los colombianos: la suplantación del elector y la compra de votos.

Así, en 1852 se estableció por primera vez la necesidad de llevar el registro civil de nacimientos, matrimonios, adopciones, legitimaciones y reconocimientos de hijos naturales, función que se asignó a los notarios. En ese contexto nace el primer documento de identificación; se llamaba “Título del elector” y solo era válido para votar, por lo cual se entregaban tres días antes de las elecciones y posteriormente se incineraban.

En 1929, luego de varias décadas de intentos fallidos, el Gobierno y el Congreso logran ponerse de acuerdo y realizan la primera reforma electoral de importancia del país, la cual estipulaba “a partir del 1º de febrero de 1935 la obligatoria presentación de la cédula de ciudadanía en todos aquellos actos civiles y políticos en que la identificación personal sea necesaria” por parte de todos los hombres adultos, ya que las mujeres no eran tenidas en cuenta para votar y se identificaban con una tarjeta de identidad, al igual que los hombres menores de 21 años o quienes hubiesen perdido los derechos civiles.

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Se trataba de un pergamino que incluía los datos personales y la huella del dedo pulgar derecho de la persona, aprovechando los recientes avances científicos en dactiloscopia; lamentablemente, se trataba de un documento en papel diligenciado a mano con tinta y en esa época no se contaba con sistemas de plastificación en el país, por lo que se dificultaba su cuidado y su vida útil era muy corta.

Estas cédulas eran grandes, de papel ordinario rosado, escrito a mano, sumamente incómodas y de gran tamaño; tocaba doblarlas en cuatro y después de unas cuantas veces de doblarlas se rajaban”, manifestaba en 2012 Alejandro Jiménez, quien fue ministro de salud en 1952, en el gobierno de Laureano Gómez Castro.

Este fue el momento en el que se contrató una misión canadiense para organizar el tema electoral en el país, incluyendo el diseño de una nueva cédula: la popular “blanquita” que nos acompañó por más de 40 años. Gómez, como Presidente, fue identificado con el número 1 al recibir la primera cédula de ciudadanía laminada, mientras que Alejandro recibió la número 11.

El derecho a elegir y ser elegidas fue un triunfo que obtuvieron las mujeres dos años después, en 1954; sin embargo, la primera cédula femenina se expidió el 25 de mayo de 1956 a doña Carola Correa, esposa del entonces Presidente de la República, General Gustavo Rojas Pinilla, con el número 20´000.001.

Solo hasta 1961 se crea la Registraduría Nacional del Estado Civil, que ratificó la cédula blanca laminada como el único documento con el cual los colombianos mayores de edad podrían identificarse en todos los actos civiles, políticos, administrativos y judiciales. En 1975 la mayoría de edad, que anteriormente era a los 21 años, quedó estipulada desde los 18 años de edad.

Este formato de cédula se mantuvo hasta 1993, cuando comenzó a expedirse la cédula café plastificada, que tenía mayores medidas de seguridad, como fondo de seguridad en microlíneas y microtexto negro verde, entre otras.

Finalmente, para que Colombia estuviese a la vanguardia tecnológica en identificación biométrica,  la Registraduría Nacional del Estado Civil empezó a producir desde mayo del año 2000 la actual cédula amarilla que incluye hologramas tridimensionales y un código de barras que permite la verificación automática de la identidad de las personas a través de la comparación de las huellas dactilares de los ciudadanos en tiempo real, garantizando su no duplicidad.

Desde julio de 2010, para evitar inconvenientes burocráticos y técnicos, la moderna cédula amarilla se convirtió en el único documento legal de identificación, relevando a sus antecesoras; la tradicional cédula blanca y la efímera café, que perdieron su vigencia y se convirtieron en piezas de museo.

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