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La tradición del negocio del whisky en La Guajira

 Por Fredy González Zubiría
El consumo de whisky en la isla fue creciendo desde que finalizó la Segunda Guerra mundial, las marcas apetecidas eran White Label y Red Label de la casa Johnny Walker, White Horse (Caballo blanco) de la casa Mackei y Robbie Burns (conocido como Robertico). El whisky era canjeado por café que se llevaba desde La Guajira y buena parte se reexportaba a Venezuela. A Maicao llegaba desde los puertos de la Alta Guajira en camiones Ford 750, la mayoría de estibadores eran wayuu.
Entre los propietarios de barcos que trajeron whisky en la segunda mitad del siglo XX estaban: Ezequiel Iguarán, Máximo Iguarán, Efraín El Capi Curiel, Mario Pinedo, Raúl Gómez, José Abuchaibe, Eliseo Lubo, Marcos Lubo, Clemente Ibarra, Celestino Tino Brugés, Vicente y Marcos Sabino, Marcos Brugés, Luis Bilbao, Antonio Gómez, los hermanos Eduardo “Yayo” y Rubén Pinzón Cuan, José Prudencio Aguilar y Agustín Brugés.
Entre los dueños de barcos en Aruba que viajaban a La Guajira, estaban Edgar Harry Tromp, David Cybulkiewicz, Joaquín Scott, Nel Harms y Gerardo Chaljud, esposo de la riohachera Meme Roys.
Entre los comerciantes guajiros criollos grandes importadores de licores, víveres y cigarrillos, estaban Jorge Romero Arteaga, Fifo Durán, Ricardo Henríquez, Alfonso Fuminaya, José Gómez, Vladimiro Pérez, Guillermo Solano, Eliseo Lubo, Samuel “Sampi” Lopesierra, Abraham y Raúl Abuchaibe, Rafael Daza y en la última generación, David Gómez, “Choño” Hernández, Bernardino Mejía y Tomás Van-Grieken.
En los años setenta, tanto en La Guajira de Colombia como en el Zulia, fue una época de mucho dinero circulante debido al boom petrolero de Venezuela y a la bonanza marimbera en la costa norte de Colombia. Ambos fenómenos económicos llevaron a una gran demanda de whisky más costoso.
Aparecieron en escena Old Parr, Buchanans, Black Label (Sello negro) y Chivas Regal y posteriormente 100 Pipers. La Guajira -por intermedio de Aruba- se convirtió en el principal cliente en Suramérica de las destilerías de Escocia. Se alcanzaron a vender 250.000 cajas, equivalentes a tres millones de botellas de whisky cada año.
Aruba embriagada
El gobierno Británico estaba preocupado. Analistas de Londres cotejaron cifras y éstas no cuadraban. Aruba tenía 40.000 habitantes y compraba tres millones de botellas de whisky al año, es decir, cada arubiano, incluyendo mujeres y niños, supuestamente consumía 1.2 botellas de whisky por semana. En ese entonces el turismo era insipiente por lo que se descartó su consumo. Había dos respuestas: el whisky se iba para otro lado o la gente de la isla permanecía borracha todo el año.
En el 2014 en entrevista en Aruba al empresario Nel Harms, explicó la razón: “La reexportación de whisky de Aruba a La Guajira no era del conocimiento del gobierno británico, y los importadores colombianos del centro del Colombia denunciaron ese mercado”.
Durante 30 años los comerciantes guajiros introdujeron al país marcas de whisky como White Horse, Dimple y Old Parr que hoy están posesionadas en Colombia. Desde La Guajira se extendió el ritual de darles a los difuntos el primer trago de cada botella. Al Old Parr hasta le han creado canciones vallenatas.
Hoy el 95% del mercado del whisky y la cerveza extranjera lo controlan importadores del interior del país. La cadena laboral entre wayuu y criollos se ha reducido a la mínima expresión. Cientos de familias wayuu perdieron su trabajo.

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