Es desconcertante el divorcio que ha tenido el alcalde con el pueblo que se volcó a votar por él, que lo encumbró en los últimos años como una de las figuras más prometedoras de la política regional. En la reciente navidad, un esperpento presentado como gigante árbol navideño, fue escogido por sus críticos como el símbolo de la improvisación y la falta de tino de su gobierno, nunca una obra de ornato urbano había sido objeto de tanta ridiculización en la ciudad. El pueblo siempre busca objetivar sus representaciones, dice la sociología, así que el árbol navideño de la calle 16 fue el centro de burlas y apropiado como símbolo del gobierno actual.