Ahimsa: la ideología de la noviolencia

Por  Matty González Ferrer

 #DíaDeLaNoViolencia 

Hoy se celebra el Día Internacional de la NoViolencia. Se  conmemora cada año  en el día del nacimiento de Mohandas Ghandi,  quien  es la  figura más emblemática del movimiento mundial de la Ahimsa o noviolencia.

Su liderazgo se fincaba en profundas y arraigadas concepciones éticas, religiosas y filosóficas que se podrían resumir en esta máxima de su autoría: “Conozco algunas cosas por las que vale la pena morir pero no conozco ninguna por la que valga la pena matar”. Es decir, la justeza de una causa no puede conducir al uso de métodos que la desdigan, la contaminen o la perviertan, pues en esas circunstancias perderá su superioridad ética o moral.

Guiado por estos principios, Mahatma (nombre honorífico) Ghandi desarrolla una larga y dilatada batalla -pacifista desde el punto de vista de los métodos o formas de lucha que utilizó, pero inquebrantable desde la óptica de los principios que la informaban- a lo largo de medio siglo lo cual al final arrojó como resultado la independencia de su país con un saldo de víctimas ínfimo en contraste con procesos políticos anticolonialistas similares que tuvieron lugar en países como Vietnam, Kenia, China y Argelia.

El movimiento de noviolencia ha sido documentado en trabajos de investigadores y académicos como Mario López, Giuliano Pontara,  Carlos Eduardo Martínez Hincapié, etc., quienes, desde distintas miradas y perspectivas, han construido un corpus teórico que da cuenta de sus justificaciones, contenidos y alcances a partir del estudio de la vida y obra de sus grandes precursores y movimientos, esto es, Cristo o Jesucristo, que “propone como alternativa el método del amor como una técnica para la transformación del opositor”; Martín Luther King, quien postula  que “al enemigo no hay que vencerlo, sino convencerlo”, el movimiento hippie “que invitaba a hacer el amor y no la guerra” etc.

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Así mismo, se destaca el aporte a este pensamiento libertario de figuras cimeras como Tolstoi, Mandela, entre otros, que entendieron que el camino de la violencia como método de lucha puede desdibujar y pervertir la más altruista de las causas.

«Ahimsa-noviolencia es  la abstención de ofensa en todas sus formas, en todos los tiempos y hacia todos los seres». Mahatma Gandhi.

Ahora bien: la noviolencia, al reflexionar sobre el poder, impugna y cuestiona la llamada “servidumbre voluntaria”, pues es ella la que permite que un puñado de hombres decidan sobre la vida y destino de millones de personas.

En oposición a esta sumisión, la noviolencia aboga por el ejercicio del poder ciudadano desde los distintos ámbitos de la vida social, política y económica para hacer posible el surgimiento de lo alternativo, lo cual comporta una restricción del poder del “príncipe” y conlleva una ampliación de éste hacia la esfera de lo ciudadano.

La noviolencia desde esta visión no implica aceptar pasivamente la opresión política, económica o cultural sino que propone una acción política que, renunciando al recurso a la violencia, acude al uso gradual de diferentes instrumentos propios de una lucha de esta naturaleza que van desde la persuasión y la protesta hasta la desobediencia civil, las huelgas generales, etc.

Ahimsa-noviolencia, se  concibe entonces   como resultado de una transformación cultural capaz de revalorar la vida a partir de la construcción de solidaridades y compromisos en los distintos escenarios del mundo social, político y comunitario que allanen el camino hacia nuestra completa humanización.

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